Es bien sabido que el trueque planteaba enormes
dificultades operativas. No solamente se necesitaba encontrar la persona que
tuviera el producto buscado, sino además poseer el producto exigido por el
otro. Cuando aparece un sitio estable y conocido por toda la población donde
realizar las transacciones, que es lo que caracteriza a esta etapa histórica,
el intercambio de mercancías se convierte en un acto mucho más ágil que en el
pasado, hasta el punto que podría considerarse esta innovación como una de las grandes
revoluciones en la historia comercial.
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